MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
El informe rendido por la comisión enviada por la Organización de Estados Americanos (OEA) a nuestro país para observar las elecciones del pasado mayo, y que encabezara el ex presidente colombiano Andrés Pastrana Arango (1998-2002), hundió en lo más profundo que se pueda imaginar, la gestión de Roberto Rosario Márquez en la Junta Central Electoral (JCE).
Sin embargo, las evidencias contenidas en el “dossier” de marras, y que sirven de soporte a la decisión que tomara el de hecho procónsul en territorio dominicano, el inefable James (Wally) Brewster, para cancelar los visados oficial y personal a ese sujeto, no servirán para más; como algunos ilusos piensan.
Es más, no se debe descartar que detrás de las destempladas opiniones de personajes que tienen que ver con la elección de los nuevos titulares de la Junta Central Electoral (JCE), se haya contemplado o acaso decidido ya, hacer de la actual situación del tramposo Roberto Rosario ante los Estados Unidos, una “cruzada patriótica” para mantenerlo en el órgano comicial.
En este país, la corrupción es una institución blindada. Una barrabasada de esa naturaleza por más inverosímil que le pueda parecer al común de la gente, regularmente ingenua y sana, es franca y perversamente posible. Lo que hizo Danilo para reformar la Constitución con el fin de continuar al frente del Poder Ejecutivo, es el mejor referente.
Con el poder que en la actualidad tiene este anticristo de la política dominicana a nadie le puede sorprender que tenga en la manga todas las Ases del Póker que ahora se juega para elegir a los árbitros de la JCE y de las llamadas Altas Cortes. Lo que no creo ni creo que entienda nadie es por qué y para qué una verónica tan larga.
Se me ocurre que el presidente Medina, acaso por el afán de ser distinto y especial, o quizás por sus tantos negocios, perdón, quise escribir ocupaciones, olvida que tiene la mejor de las soluciones a eso que tanto lo apremia y le preocupa…